martes, 24 de mayo de 2011

Capítulo 6.

Me tiraba los días pensando en él, y en alguna escusa para verle, pero no se me ocurría nada en especial, solo las enormes ganas de verle.
Me di cuenta de que llegaron mis amigas, Lourdes y Julia.
-   ¡Carol no sabes de lo que nos hemos enterado!- dijo Lourdes. Me fijé en que me
miraba muy fijamente con ojos de ansiedad.
-    ¡¿De qué?!- dije preocupada.
-    Pues de que han visto a Javier con otra chica, ayer en el parque.- me dijo.
-    ¿En que parque?- me preocupé aún más.
-     En uno que hay cerca de su casa. ¡Pero eso es lo de menos Carol, tienes que
averiguar si es verdad!-me dijo Julia con ánimos.
-    ¿Quién lo ha dicho?- pregunté temiéndome lo peor.
-     Una de las niñas del instituto. Esta María en la planta de abajo ablando con ella- 
dijeron con preocupación. Baja a ver lo que pasa que maría es capaz de cualquier
cosa si se trata de ti, Carolina.
-     Vale, voy. Acompañadme por favor.
-     ¡Vale!- dijeron Lourdes y Julia a la vez.

Al bajar las escaleras no muy lejos de ellas las vi discutiendo, casi dando gritos. Iba encaminada hacia allí, y a la vez me dediqué a escuchar la conversación conforme me aproximaba a ellas…
-     Como no me lo digas vamos a tener problemas, chica.- dijo María con un cabreo que
se le veía desde lejos.
-     Te digo que no te lo pienso decir, me dijeron que no se lo contase a nadie y eso voy a
hacer. Os dejaré así sin más con la intriga, además, ¿por qué te interesa tanto? ¿no te gustará verdad?- le dijo esa niña tan repugnante a mi mejor amiga.
-      ¡Pues claro que no! Solo que necesito saberlo.- dijo casi dando gritos.
-     ¿Qué pasa aquí?- pregunté con decisión, pero a la vez sentía un temor interno más
fuerte que ese sentimiento de decisión, si así puede llamarse, ya que me temblaba la voz.
-      Pues que la tonta esta no me quiere decir quién ha visto a Javier con otra chica, así
dudo que sea verdad lo que cuenta, ¡si ni si quiera lo puede demostrar!-me contestó
María.
-     Si no me crees allá tú- contestó la otra con repugnancia.
-     Venga María da igual, déjalo ya. Investigaremos por otro lado.
Cogí a María del brazo y me la llevé. En ese momento me fijé en un chico rubio que se quedó mirándome con curiosidad, no podía apartar la vista de sus ojos. Su mirada me penetró como un rayo de luz, y me ayudó a reconocerlo. Yo lo conocía de antes, pero ahora mismo no caída de qué.
No le di importancia, solo me preocupé de llegar a clase junto con mis tres amigas y seguir el resto del día sin mucho alboroto. Ya me las apañaría yo para verlo y que me lo aclarase todo. Para bien o para mal, prefería una verdad dolorosa a una mentira mortal. Tenía que buscarle.


No hay comentarios:

Publicar un comentario