miércoles, 18 de mayo de 2011

Capítulo 2.

Y eso hice. Puse la escusa de que iba a salir con unos amigos míos y me fui con él. Sabía que estaba mal, pero es que no lo podía evitar. Era pura adicción. ¡Me lo pasaba tan bien con él!
Y así estuve muchos meses hasta que un día…
       -    Carol, me lo he pasado genial estos meses, y  quiero seguir así. Lo único que no quiero es meter la pata, de verdad.- me dijo Javier cabizbajo.
       -    ¿Y por que piensas que vas a meter la pata?
       -     Por esto.
Y me besó. Sí, así sin más. Y me encantó, sentía cosas que nunca había sentido antes. Era mi primer beso, él lo sabía, ya me conocía bastante bien.
Seguramente para él no, tenía dieciséis años y eso ya era ser un año mayor que yo.

-          No has metido la pata, no se te ocurra pensar eso por que ha sido increíble.- le confesé con una gran sonrisa.
Él también me sonrió. Me encantaba su sonrisa.

Dimos un paseo en la oscuridad de la noche, hasta que llegamos a un parque escondido de la cuidad.
-          ¿Te acuerdas de la pulsera que te dejé?- me dijo tímido, como nunca antes lo había visto.
-          ¡Claro!, ¿Por qué?- le contesté nerviosa.
-          ¿La llevas ahora contigo?
-          ¡Claro, siempre!
-          Dámelo, por favor- dijo  ansioso.
Preocupada, saqué de mi bolso su pulsera. Pensé que quizás estaba arrepentido de habérmela entregado y la quería recuperar… Lo que no sabía era por qué. Aunque seguramente me estaba precipitando, siempre lo hacía… me preocupaba mucho en seguida e imaginaba lo inimaginable en pocos segundos. Tenía que aprender a controlar eso.

Sin decir ni una palabra se dirigió a un árbol del cual estábamos cerca y se agachó y segundos después empezó a escarbar en la tierra.
-          ¿Qué haces?- le pregunté nerviosa.
-          Mira, esto es para que siempre nos acordemos de que en algún tiempo estuvimos juntos. Aquí entierro las primeras cosas que tuvimos de cada uno, para que sepamos que pudimos confiar nuestras cosas tanto como confiaremos el uno del otro. Para siempre.
-          Eres increíble- solo pude decir eso, me dejó alucinada. No sabía que hacer ni que decirle… solo se me ocurrió besarle y así lo hice.

Nos alejamos de ese lugar, dejando bajo tierra la única prueba que había por ahora de nuestro amor.
Fue la noche más increíble de mi vida. Me sentía enamorada hasta lo más hondo de mi corazón.

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