viernes, 22 de julio de 2011

Capítulo 13.

Ellos seguían corriendo detrás de mí y yo corría como una loca buscando una salida o esconderme en algún sitio, pero es que no conocía nada de esta zona, no se como me las iba a apañar…
Entonces, entre uno de las callejones lo vi, ¡era Javier! Por lo menos tenía algo de ayuda a pesar de todos los problemas que él suponía. Corrí hacia él.
-          ¿Carol que te pasa?- dijo preocupado.
-          Javier… tu amiga… y sus amigos… ¡ayúdame!- no podía hablar bien, me estaba ahogando.
-          ¿Qué amiga Carol? ¿Qué dices? ¡Por favor no me asustes! ¡¿Y esa sangre?!
-          ¡Me ha rajado tu amiguita!- dije ya con el aliento recuperado. Estaba muy enfadada.
-          ¿Cómo?- nunca lo había visto abrir los ojos así. Estaba preocupado.
Entonces apareció ella, con todos sus amigos detrás.
-          ¿Lola? ¿Estás loca o que?- yo solo me preocupé de mirar.
-          ¡Ha sido ella que me ha matado a preguntas! Y yo, pues que quieres que te diga, ¡a mi no se me viene con tantas preguntas!
-          ¿Qué preguntas Carol?- se giró y me miró.
-          Todas las que tenía, Javier. Entiéndeme, ¡ya no podía más! Estoy harta de secretos, de mentiras, de TODO. Y solo quería sacarme de dudas, pero veo que aquí tu amiguita no es muy amable.
Lola no hacía nada más que fulminarme con la mirada.
-          Bueno ya hablaremos tú y yo más tranquilamente, Lola.
-          ¡Cuando tú quieras! Yo no tengo nada que ocultar.- dijo con la cabeza bien alta.
-          ¡Ni yo tampoco!- exclamé.
Javier me cogió del brazo y me llevó lejos de allí. A nuestro parque.
En una fuente que había allí y con unos pañuelos me curó la herida. Mientras estuvimos hablando:
-          Carol, no vuelvas a hacer esto, por favor.
-          Si tú no me hubieras dado motivos no lo hubiera hecho.- dije enfadada.
-          Lo siento, ¿vale?
-          No, no me vale. Estoy harta de tus mentiras y tus secretitos. Y no se si esto va a alguna parte así Javier.
-          ¿Qué quieres decir?- le noté preocupado.
-          Pues que no se si quiero seguir así, metiéndome en líos por tu culpa y aguantando tus mentiras…
-          Pero…
-          Mañana hablamos, ¿vale? Déjame pensarlo todo bien… que hoy ha sido un día demasiado duro para mí. Además, en mi casa tienen que estar preocupados. No he ido desde que me fui esta mañana, pero quiero que sepas que todo lo que hago lo hago por ti, por que te quiero. Por que aunque sea una locura la haría y la repetiría mil veces si hace falta solo por ti… Que te quede claro.
Él se quedó sin palabras, solo pudo seguirme con la mirada mientras yo me iba alejando poco a poco.

Capítulo 12.

La chica esta se dirigía hacia la salida del instituto, y yo la pensaba seguir hasta el mismo infierno si hiciera falta. Iba con una muchacha rubia como yo, pero era más pequeña, o por lo menos lo parecía. Se despidieron y la chica que me interesaba se fue por el camino opuesto al de mi casa. Pero yo la seguí de todas maneras.
Se metió por unos callejones muy raros, yo nunca había pasado por allí. Tenía miedo, pero podía conmigo la curiosidad y estas dudas que seguían en mi cabeza tenían que resolverse.
Los callejones daban a un parque escondido, y cuando ella llegó se paro justo enfrente de una pandilla de chicos que estaban fumando y yo diría que también se estaban drogando… Mi miedo creció aún más.
Decidí acercarme, por que para algo la había seguido hasta allí…
-          Perdona- me temblaba la voz.
-          ¿Qué quieres? ¿Quién eres tú?- parecía cabreada, o simplemente se pregunta que hacía yo ahí, tal vez se acordaba de mi…
-          Hola, soy la del otro día. La novia de Javier.
-          ¡Ah, ya me acuerdo! ¿Y que quieres?
-          Solo quería preguntarte algunas cosas…- le dije preocupada.
-          Pero vamos a ver, ¿tu que te crees niñata, que eres policía o que?- la cosa se estaba poniendo fea…
-           No, solo quiero sacarme de dudas. Solo quiero que me digas si el otro día te liaste con mi novio… Y se sincera, por favor.
-          Vamos a ver, ¡yo no te tengo que dar explicaciones de nada!- me dijo enfurecida. Y en eso momento sacó una navaja que tenía ella en el bolsillo. Me quedé helada, no sabía que hacer.
-          ¡Espera un momento! ¡Vamos a hablarlo, solo quiero que me respondas!- dije casi con la voz ahogada.
-          ¡Y sigue la niñata esta!- me acercó la navaja a la barriga. Mira en primer lugar yo no me he liado con tu novio, solo que es él el que me da el tabaco y me consigue todo lo que le pido yo.
-          ¿Y por que hace eso?- casi se me caen las lágrimas.
-          ¡Por que quiere, vamos a ver! ¿Es que no puede hacer lo que él quiera o qué?- se me acercó un poco más.
-          No entiendo nada…
-          Bueno que eso tiene una recompensa el chico no es tonto, sabe lo que quiere…- dijo con una sonrisa maliciosa en su cara.
No me gustaba nada esa tía. Iba echa un asco, toda sucia y con la navaja en la mano. La verdad es que no sabía que hacer, bueno sí… lo que debía de hacer era salir corriendo de allí, pero me quedaban dos preguntas: ¿A que se refería con lo de “sabe lo que quiere? ¿Qué le dará ella a cambio?
Pero justo cuando se lo iba a preguntar me rajó la mano con la navaja.
Dios, sangre… No podía con la sangre. Sentía que me mareaba, todo me daba vueltas y la vista se me empezó a nublar… ¿Cómo había sido posible? Me había rajada con la navaja… y yo seguí ahí parada sin saber que hacer.
Ya reaccioné cuando los otros que estaban detrás de ella se levantaron y  dijeron de ir a por mí. Ahí empecé a correr, por la cuenta que me traía. Tenía miedo, mucho miedo y pensaba en Javier y en todas las estupideces que hacía por él… esto se tenía que acabar…

jueves, 21 de julio de 2011

Capítulo 11.

Riiiiiiiiiiiing. Otra vez el maldito despertador. Otra vez se repetía el día, vuelta el instituto. Y yo seguí dándole vueltas a lo mismo de siempre, a mi mayor preocupación: JAVIER.
Pero no encontraba ninguna respuesta para mis cientos de dudas... Pero yo seguía pensando en él...


Era ya la última hora de clase, y estaba deseando que tocase el timbre para irme a mi casa y pensar más tranquilamente allí, por que en el instituto era ¡imposible! 
Al acabar la clase me fui a mi taquilla, y justo allí estaba Maria José, una amiga mía de la infancia con la cual seguía en contacto a pesar de los muchos años, nuestra amistad seguía en pie. Era morena, delgada y alta, y estaba justo delante de mi taquilla, lo cual se me hacía raro...

-          ¡Maria José!- dije entusiasmada.
-          ¡Carooooooooool!- ella me contestó eufórica.
-          ¿Qué pasa? ¿Que te trae por mi taquilla?- dije alegre y amable.
-          Pues nada que quería verte, ¡que no se nada de ti! ¿Qué es de tu vida?
-          Pues la mía como siempre, todo sigue igual, nada interesante…- le contesté intentando ocultar mi tristeza.
-          Eso no me convence mucho ¿eh? ¿Seguro que estás bien?- dijo preocupada. Ella siempre me cuidaba y se preocupaba por mí. Era una cosa que ella hacía desde que éramos pequeñas y que a mi me encantaba.
-          Seguro, tu tranquila.
Y justo en ese momento pasó ella, ¡la chica que estaba con Javier! En cuanto la vi la reconocí. Me era muy difícil de olvidar, ya que sospechaba de ella.
La seguí con la mirada, y pensé en seguirla. Pero se me pasó un pequeño detalle: yo estaba hablando con Maria José, y tenía que salir de allí lo más rápido que pudiera sin levantar sospechas…
-          Bueno Maria José yo me tengo que ir ya, es que tengo mucha hambre y quiero llegar a mi casa rápido. Luego hablamos, ¿vale?- le dije apresurada.
-           Bueno,vale. Luego hablamos. ¡Cuídate!- no me lo dijo muy convencida.
-          ¡Lo mismo digo preciosa!- no se si estaba haciendo lo correcto, y tampoco sabía qué me iba a pasar ahora ni lo que iba a descubrir, pero yo quería a Javier y ahora mismo solo me importaba averiguarlo todo y sacarme de dudas.
Vi como Maria José se alejaba a la vez que yo corría en el dirección opuesta, detrás de la chica esta. Me sabía mal dejar así a Maria José, por que yo la quería mucho, demasiado, pero este era mi momento. El momento que tanto quería, mi oportunidad para saber la maldita verdad. 

lunes, 18 de julio de 2011

Capítulo 10.

Mi hermana Rosa vino a mi cuarto a darme un beso antes de dormir y me contó todo lo que hizo en el colegio. Estuvimos hablando en mi cama:
-          Hermanita, hoy no me ha ido muy bien…- dijo tristona y cabizbaja.
-          ¿Y eso por que? A ver cuéntame pequeña.- me partía el alma verla así, y no paraba de preguntarme por que estaba así… ¿qué problemas podría tener una niña tan pequeña?
-          Pues por que un amigo mío me mintió.
-          ¿Te mintió?- bueno esto ya me estaba sonando un poco más… A mi me acababan de mentir, y se lo que dolía… pero por suerte lo de Rosita no sería tan grave como lo mío.
-          Si, por que me dijo que iba a jugar conmigo en el recreo y no lo hizo…
-          Bah, tu no le hagas caso a ese niño, que no merece que juegues con el Rosita, tu juega con otros niños y niñas, y pasa de él, que es lo que se merece…- pensé me tendría que aplicar el cuento.
-          ¡Vale hermanita! Jo muchas gracias por todo, siempre estás ahí cuando te necesito.
-          No hay de que pequeña. Ya sabes que siempre me tendrás aquí, contigo. Y ahora a dormir que viene el coco, ¡corre!
-          ¡Vale hermanita! Te quiero.
-          Yo también te quiero pequeñaja.
Cuando ya se fue me dediqué a pensar en los insignificantes problemas que podía tener una niña de 7 años, pero que esos problemas eran los peores para ellos, parecía como si se le callese el mundo encima. Por eso nos gustaría ser a veces pequeños, tener sus problemas. Que fueran así de graves, y no como ahora.
Me quedé pensando en él, en Javier. Y a veces prefería no pensar en el porque me provocaba tantas dudas…
¿Por qué me mintió? ¿Qué hacía esa chica allí y quién era? ¿Cómo se sentirá ahora él? ¿Estará igual que yo? ¿Se sentirá culpable? ¿O simplemente le dará igual  todo?
Yo ya no quería ni pensar en él.
¿Cómo podría resolver mis dudas? ¡¿Cómo?! Estaba completamente sola en esto. Esta vez sí. Ahora me tocaba a mí actuar, yo sola, sin ayuda de nadie.
Y no se si voy a ser capaz de hacerlo, por que me derrumbo por momentos pero por lo menos lo intentaré y no haré otra cosa que pensar en algo que pueda hacer para facilitarme las cosas…
Y pensando, me quedé dormida.