miércoles, 15 de junio de 2011

Capítulo 9.

Cuando llegué al parque él ya estaba sentado fumando un cigarro.
-          ¿Fumas?- dije preocupada.
-          Bueno, creo que primero se dice hola, ¿no?- me dijo con un aire
chulesco y atrevido.
-          Me da igual en este momento lo que se diga, no puedo creer que
fumes… ¿No sabes que eso es muy malo para ti?- dije enfadada.
-          Ya… lo sé, pero ¿qué puedo hacer? No puedo
dejarlo. Es como una droga Carol…- bajó la cabeza.
-          Sí, si puedes hacer algo. Puedes dejarlo por mí,
por nuestro amor, por tu salud… Por favor inténtalo…
-          Uf, no se, no se…
-          ¡Por favor!
-          Bueno, vale. Lo dejaré por ti.
-          ¡Genial!- le quería tanto...
Volví a mi casa con esa sonrisa otra vez…

Seguía en mi cuarto, pensado en él todo el rato… Y se me ocurrió que podría salir por ahí a dar un paseo yo sola, para ver si lo veía. Y así lo hice.
Me recorrí todos los lugares posibles que él solía frecuentar pero no lo vi por ningún lado. Solo me quedaba un sitio: Nuestro parque. Me dirigí hasta allí.
Vi a uno que se parecía a él, era también alto y moreno a la vez que delgado, solo que estaba fumando y con otra chica. Y ninguna de las dos cosas era ya que me prometió no fumar y tampoco iba a estar  con otra chica, ya que tenía novia y esa era yo. Pero por si acaso me detuve a mirar más detenidamente, y en ese momento me arrepentí de tener ojos, de haber dado marcha atrás y haber mirado… Por que era él, Javier.
No lo podía creer… ¿Otra vez? ¿Otra vez me estaba poniendo la vida a aprueba? En serio, yo ya no podía más.
Me dirigí hacia él. Me temblaban las piernas y otra vez sentí esa falta de respiración.
-          No me lo puedo creer… ¡Me lo prometiste!
Javier, al escucharme se giró del todo y se me quedó mirando. Nunca lo había visto más sorprendido y eso me hundió, por que me hacía creer que estaba haciendo algo malo, y era evidente que así era.
-          No es lo que tu piensas, Carol…- dijo preocupado.
-          Ah, y ¿se puede saber qué es lo que piensas que estoy pensando en este mismo instante?- dije enfurecida.
Me di cuenta de que estaba muy nervioso por su voz y por los gestos que hacía. La otra chica que estaba con él se fue más bien corriendo, e hizo bien por que ya a esas alturas yo no sabía como iba a reaccionar…
-          A ver te explico, ella es solo una amiga, ¿vale?
-          ¿Y ese cigarro? Venga, invéntate otra excusa de esas tuyas, que me encanta verte improvisar, valdrías para actor, ¿eh?- dije con cierta ironía.
-          Carol, por favor, no te enfades. Te dije que era muy difícil quitarse y no creas que no lo he intentado…
-          ¡Pero no me mientas! Odio que me mientan, y creo que me conoces lo suficiente para saberlo. Si no puedes dímelo pero no me mientas por favor. No me ha podido sentar peor verte así y con esa… ¿Quién era entonces?
-          Una amiga, ya te lo he dicho.- dijo apartando la mirada.
-          ¿Una amiga? ¿Y se puede saber que hacíais?- cada vez tenía menos paciencia.
Yo solo intentaba hacerme la fuerte y la valiente, quería hacer creerle que tenía coraje por una vez en mi vida, pero, lo cierto es que me estaba desmoronando por segundos… Y yo ya lo sabía, no soy tan fuerte como a mi me gustaría.
-          Nada, Carol. ¡Te lo juro!- esta vez si me miró a los ojos.
-          Vale, vale… Como tú quieras. Me voy ya que mañana hay instituto y tengo que levantarme muy temprano.
-          Vale, Carol. Descansa y no pienses más en esto. Te juro que ya no volverá a pasar y te contaré todo lo que sienta o lo que me pase- me dijo con esa sonrisa que a mi tanto me gustaba.
-          Vale. Mañana hablamos. ¡Te quiero!
A cada paso que daba me sentía peor, y peor, y peor…Y las lágrimas brotaban de mis ojos, así sin más, sin poderlas parar.
 Llegué a la entrada de mi casa, y antes de llamar a mi puerta me miré en el espejo, me sequé las lágrimas y puse unas de las mejores sonrisas que podía tener en esos momentos, o sea, las peores.
Me decidí a llamar y mi abrió mi padre. Me preguntó que dónde había estado y le dije que dando un paseo. Últimamente no paraba de mentir, y odiaba eso. No me gustaba mentirles a ellos y tampoco me gustaba llevarlo en secreto, pero se que ellos jamás lo aceptarían…

Capítulo 8.


No paraba de recordar todas esas cosas que me dijo aquella tarde... Y ahora me sentía estúpida, ¿cómo he podido desconfiar de él? Supongo que los mismos nervios me guiaron a reaccionar así, es que me parecía que todo estaba tan claro... Menos mal que todo sigue bien o por lo menos lo suficiente para que yo pueda respirar, sin preocupaciones demasiado serias.

Pensé en el sábado, y luego recordé que me dijo de ir al cine... ¡¿AL CINE?! Con la gente que hay en el cine, alguien nos ve seguro... ¡Otro problema más! Parece como si la vida nos pusiera pruebas constantemente para ver hasta donde somos capaces de llegar, y yo podía aguantar pero no mucho más... No estoy acostumbrada a esto, no soy tan fuerte...
Pensé y pensé y no se me ocurría absolutamente nada para evitar ir allí. Bueno, solo tenía una idea pero no estaba muy convencida, es que eso de no presentarme allí a la hora estaría feo pero... es lo único que me queda, creo que no tengo otra opción. ¡Así que eso es lo que haré!

Llegaron las cinco, y yo seguí en mi cuarto. Estaba muy nerviosa, por que no sabía si esto era lo correcto, pero no paraba de repetirme a mi misma que lo hiciera, que era lo que debía hacer.
De repente me sonó el movil, era él, Javier. ¡Menos mal que lo tenía en silencio! Le corté la llamada. 
¿Pero que haces Carol? Me dije a mi misma. Ya no sabía ni que estaba haciendo ni el por qué de todo esto, así que cogí el teléfono y marqué su número.
-          ¿Carol? ¿Por qué no me has contestado?
-          Javier… verás, es que no puedo ir al cine contigo por que hay mucha gente y entiende que yo no puedo salir por esos sitios, entiéndeme…
-          Vale, sí, te entiendo. ¡Pero tienes que entenderme tú a mi también! Yo te quiero y quiero salir a dar una vuelta por ahí contigo y ¿qué pasa? ¿Qué no puedo o qué?
-          Sí, si podemos pero no por el centro ni esas cosas. Por favor solo te pido que me entiendas, que para mí tampoco es fácil. A ver si tu te crees que a mi me gusta llevarlo en secreto Javier…
-          Ya, pero es que es un poco incómodo estar así… Además, ¿Por qué no me has dicho que no querías ir al cine antes?
-          Por que no sabía cómo decírtelo. Por eso te he colgado el móvil, lo siento…
-          Bueno por lo menos sal de tu casa que yo te vea, y pasamos lo tarde juntos.
-          Vale, espérame en nuestro parque.
-          Vale.
Ya se convirtió en “nuestro parque”. Y es que justo ahí pasaron tantas cosas inolvidables…