sábado, 13 de agosto de 2011

Capítulo 15.


-         ¡Carol!
-         María, ¿qué haces aquí?- le pregunté extrañada. No sabía como me había encontrado y tampoco por qué había venido a buscarme.
-         Carol, llevas semanas sin cogerme el teléfono, ¿qué te pasa?
-         Nada- dije cabizbaja.
-         No, nada no. Cuéntame, ¿qué pasó la tarde esa en la que desapareciste a la salida del instituto y no regresaste hasta el anochecer?
No me quedó más remedio, se lo expliqué todo. Cuando terminé noté el miedo y la preocupación en sus ojos. No sabía que decirme ni como tranquilizarme.
-         Sí, lo sé. No sabes qué decir…- le dije cabizbaja.
-         Solo se me ocurren tres palabras: es un cabrón. ¿Cómo puede juntarse con esa gente y encima ponerte a ti en peligro?- dijo enfadada.
-         Hombre… también fui yo la que fue buscando a esos macarras para encontrar alguna respuesta…
-         Pero no la tendrías que haber buscado si él fuese como tenía que ser, Carol. Tenía que ser una persona en condiciones, y juntarse con buena gente. ¡No que por su culpa tú has estado en peligro, Carol!
-         Lo sé, María, lo se… Pero es que la duda me mataba, y lo peor es que ahora no sé que hacer.- cada vez me iba consumiendo más la tristeza.
-         ¡Hablar con él! Eso es lo que tienes que hacer, Carol. Y aclararlo todo bien, a ver que pasa. Y que sepas que para lo bueno y para lo malo me tienes aquí.- y se le dibujó una sonrisa en su cara.
-         Lo sé, María. Y no sabría que hacer sin ti. Eso también lo sabes, ¿verdad?- y me reí. Era una de las pocas personas que en momentos como esos me sacaba una sonrisilla.
-         Sí, lo sé.- se rió también.
Me puse de pie y le abracé como nunca antes lo había hecho. Ella era mucho en mi vida, quizás ella no sabía hasta que punto e incluso yo tampoco, pero era mucho, eso sí lo sabía, y supongo que ella también.
Pasamos por al lado de ese chico rubio, y María se le quedó mirando.
-         Oye Carol, ese chico me suena de algo, ¿a ti no?
-         Sí, a mi también. Pero no logro recordar de qué.
-         A mi solo me suena del instituto, la verdad.- dijo sin darle mucha importancia.
-         Yo estoy casi segura de que lo conozco de algo más, pero no consigo recordar de qué…- seguía confusa, pero tampoco estaba yo para pensar mucho.
-         ¿Y qué hace aquí?- preguntó extrañada.
-         Yo que se, maría. Estará dando una vuelta.- le quité peso a la conversación. Sabía que era mucha casualidad que estuviese allí, pero no le dí más vueltas. Existían las casualidades, ¿no? Entonces todo eso era casualidad. Tema zanjado.
Caminamos hasta cansarnos, luego nos despedimos y me fui con la promesa de llamar a Javier en cuanto llegase a mi casa. Y cumplí mi promesa.

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