jueves, 1 de septiembre de 2011

Capítulo 17.


Yo no me iba a quedar atrás, le contesté:

Gracias a ti, Javier. Gracias por ensañarme a creer en el verdadero amor, y por dejarme vivir este sueño junto a ti. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y no quiero que nada estropeé esto. Lucharé lo que haga falta para que ese cinco de Abril no se derrumbe. Te quiero.

No lo hice tan bien como él, pero expresé lo que sentía… y en eso consistía, ¿no? Además le puse nuestra fecha, así no se olvidaría de ella nunca. Aunque a mí no me hacía falta escribirlo, ni si quiera ningún recuerdo para acordarme de nuestra fecha y de lo que le quería.
Iba todo perfecto hasta que se acabo el fin de semana. Entre semana no nos veíamos mucho, y es que llevarlo en secreto no nos era nada fácil. Y entre lo deberes y demás pocas veces nos encontrábamos.
Pero ese día vino a recogerme a la salida del colegio, él y otro chico. No tenía ni idea de quien era, pero parecía un amigo suyo. Iba vestido más o menos como Javier: pantalones vaqueros y camiseta de color llamativo ajustada. Era alto pero Javier era más moreno.
Me despedí de mis amigas y me acerqué a ellos. Le di un beso a Javier, y está vez en la boca. Ya no me lo pensaba. Habían pasado muchas cosas entre nosotros  y no merecía la pena dudar. Segundos después el amigo de Javier se acercó a mí y me dio dos besos.
-         Carol, te presento a Antonio.
-         Ah, ¡hola!- no sabía que más decir. No lo conocía de nada, y tampoco yo era demasiado atrevida para hablar demasiado. Solía ser reservada, genes de mi madre.
-         ¿Te ha gustado mi sorpresa?- dijo con una sonrisa en la cara.
-         ¡Pues claro que me ha gustado!- estaba muy feliz de tenerle cerca mía otra vez, pero tenía miedo por la gente de alrededor. ¿Y si se lo decían a mis padres? Cualquier profesor le podría comentar algo…
-         Bueno, ¿nos vamos?- dijo Javier.
-         Vale.
Me fijé que los dos iban en moto. Javier tenía la suya de siempre, una grande y roja. Antonio, su amigo tenía otra igual de grande pero era azul y negra. Antonio se montó primero.
-         Javier, nos vemos donde siempre.- y le guiñó un ojo. A mí me hizo un gesto con la cabeza, supongo que era un “adiós”.
-         ¡Vale, allí estaré!- y le sonrió.
Segundos después Antonio arrancó la moto, y se fue a toda velocidad por la carretera. No llegué a conocerle muy bien, pero parecía un tipo de estos con el que no se solían meter. Un típico y puro ejemplo de los amigos con los que se juntaba Javier.
Me preguntaba a que sitio se referían…

Javier me montó en la moto y me dejó cerca de mi casa. Me dijo que mañana intentaría volver a verme, y venir a recogerme a la salida del instituto.
A mi me encantaba que viniera, pero a la vez tenía tanto miedo… Supongo que los seres humanos siempre vamos hacia la tentación y el deseo, sea cual sea la consecuencia. Y si eso era así, yo era la más humana de todas.

1 comentario:

  1. Me he leído las primeas entradas del blog, (no puedo leerme todas del tirón porque tengo que hacer un montonazo de cosas) aunque las seguiré leyendo pronto, y me han parecido muy interesantes. Carolina es un personaje muy "humano", no se si sabes lo que quiero decir, eso es lo que me gusta de la historia, es que es muy real. Sigue escribiendo pronto. ¡Besines y muffinazos de pocholate! ♥

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