Yo no me iba a quedar atrás, le contesté:
Gracias a ti, Javier.
Gracias por ensañarme a creer en el verdadero amor, y por dejarme vivir este
sueño junto a ti. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y no quiero que
nada estropeé esto. Lucharé lo que haga falta para que ese cinco de Abril no se
derrumbe. Te quiero.
No lo hice tan bien como él, pero expresé lo que sentía… y
en eso consistía, ¿no? Además le puse nuestra fecha, así no se olvidaría de
ella nunca. Aunque a mí no me hacía falta escribirlo, ni si quiera ningún
recuerdo para acordarme de nuestra fecha y de lo que le quería.
Iba todo perfecto hasta que se acabo el fin de semana. Entre
semana no nos veíamos mucho, y es que llevarlo en secreto no nos era nada fácil.
Y entre lo deberes y demás pocas veces nos encontrábamos.
Pero ese día vino a recogerme a la salida del colegio, él y
otro chico. No tenía ni idea de quien era, pero parecía un amigo suyo. Iba
vestido más o menos como Javier: pantalones vaqueros y camiseta de color
llamativo ajustada. Era alto pero Javier era más moreno.
Me despedí de mis amigas y me acerqué a ellos. Le di un beso
a Javier, y está vez en la boca. Ya no me lo pensaba. Habían pasado muchas
cosas entre nosotros y no merecía la
pena dudar. Segundos después el amigo de Javier se acercó a mí y me dio dos
besos.
-
Carol, te presento a Antonio.
-
Ah, ¡hola!- no sabía que más decir. No lo conocía de
nada, y tampoco yo era demasiado atrevida para hablar demasiado. Solía ser
reservada, genes de mi madre.
-
¿Te ha gustado mi sorpresa?- dijo con una sonrisa en la
cara.
-
¡Pues claro que me ha gustado!- estaba muy feliz de
tenerle cerca mía otra vez, pero tenía miedo por la gente de alrededor. ¿Y si
se lo decían a mis padres? Cualquier profesor le podría comentar algo…
-
Bueno, ¿nos vamos?- dijo Javier.
-
Vale.
Me fijé que los dos iban en moto. Javier tenía la suya de
siempre, una grande y roja. Antonio, su amigo tenía otra igual de grande pero
era azul y negra. Antonio se montó primero.
-
Javier, nos vemos donde siempre.- y le guiñó un ojo. A
mí me hizo un gesto con la cabeza, supongo que era un “adiós”.
-
¡Vale, allí estaré!- y le sonrió.
Segundos después Antonio arrancó la moto, y se fue a toda
velocidad por la carretera. No llegué a conocerle muy bien, pero parecía un
tipo de estos con el que no se solían meter. Un típico y puro ejemplo de los
amigos con los que se juntaba Javier.
Me preguntaba a que sitio se referían…
Javier me montó en la moto y me dejó cerca de mi casa. Me
dijo que mañana intentaría volver a verme, y venir a recogerme a la salida del
instituto.
Me he leído las primeas entradas del blog, (no puedo leerme todas del tirón porque tengo que hacer un montonazo de cosas) aunque las seguiré leyendo pronto, y me han parecido muy interesantes. Carolina es un personaje muy "humano", no se si sabes lo que quiero decir, eso es lo que me gusta de la historia, es que es muy real. Sigue escribiendo pronto. ¡Besines y muffinazos de pocholate! ♥
ResponderEliminar